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Peregrinación Ignaciana 2019 | Reflexiones y experiencias

El pasado 24 de noviembre se reunieron los participantes de la Peregrinación Ignaciana 2019 y compartieron, con sentimiento profundo de agradecimiento a Dios, los frutos de esta experiencia espiritual que fue organizada por el Santuario de San Pedro Claver.

Algunos testimonios| Peregrinación 2019:

 “La Transformación es poco a poco”. Empiezo con esta frase la narración de mi experiencia espiritual porque fue la moción constante durante la peregrinación. Mi propósito era o es la conversión; quería estar acompañada por Ignacio, rememorando su propia conversión y uniendo a ella la mía. Por eso fueron tan importantes Loyola y Manresa, los lugares donde inició su proceso. Allí recordé mi bala de cañón; y en la Cueva, durante una oración, El Señor dijo que mi transformación es poco a poco, que Él está reconstruyéndome, que habita en mí, y que confíe en él.

Con esta confianza redescubrí que sí es posible cambiar, que Dios quiere cosas grandes con nosotros; esto último es una lectura que hice a través de palabras de unas compañeras y que luego se conectó con la experiencia del Bautismo de Pedro Claver y la renovación del mío; resonó en mi interior la frase del sacerdote “que Dios le haga un buen cristiano” porque fue grande lo que hizo Dios en la vida de este hombre, así también suscitó en mi el deseo que El Señor me haga una buena cristiana, desde lo que soy y Él quiere hacer de mí.

Por: Julia Patricia Cadena Ramos

Es inspirador transitar el camino que realizó San Ignacio, en el trayecto recorrido antes de su conversión, que, sin lugar a dudas, se convirtió para mí, en una maravillosa experiencia espiritual, que me impactó, me cuestionó y le dio inicio a un proceso de interiorización que le da un nuevo sentido a mi vida.

Iniciamos el recorrido en Loyola, ciudad donde nació y vivió Ignacio, hasta llegar a Manresa, pasando por ciudades, basílicas, santuarios, cuevas y demás sitios importantes en la vida del santo. No fue un paseo turístico, realmente lo vivido, fue un viaje al interior de mi misma que fui experimentando, al tiempo que visitaba cada uno de los sitios donde estuvo viviendo San Ignacio y donde él experimentó su transformación espiritual. Me marcó mucho escuchar los relatos de su vida y pisar los sitios donde Dios le fue enseñando paso a paso a Ignacio, con amor y paciencia, a conocerlo, aprender a escucharlo y a seguirlo. Experimenté una sensación extraña y maravillosa al estar en la habitación donde él estuvo en su convalecencia después de ser herido. Fue para mí un momento de mucho quebrantamiento ya que pude descubrir allí mi propia bala de cañón, asimilarla, aceptarla y con fe y fortaleza comenzar a trabajarlo espiritualmente, esa fue mi petición al estar en la cueva de su conversión.

Conocer la vida de San Ignacio, de San Francisco Javier, de Pedro Claver de San Francisco de Asís  y de Santa Clara, fueron momentos transcendentales y únicos en mi historia de vida, porque ellos fueron unos seres humanos como nosotros, con sus fortalezas, debilidades, aciertos, errores, incertidumbres, sufrimientos, alegrías y hasta persecuciones,  pero que lucharon con valentía y con fe, por alcanzar sus ideales y sobre todo aprendieron a escuchar y a obedecer la voz de Dios, para poder así  seguir sus pasos.   Esta experiencia me permite pensar que nosotras también podemos transformar nuestras vidas, a ejemplo de estos santos, haciendo un pare en el camino, cuestionando nuestra manera de actuar y de proceder, proponiéndonos vivir de otra manera, examinando  frecuentemente nuestro diario vivir, nuestra relación al interior de nuestras familias, vecinos, con los grupos y comunidades donde pertenecemos, con humildad y con la ayuda de Dios descubrir nuestros talentos y carismas para ponerlos al servicio de los más necesitados. En fin…tener la posibilidad de realizar ésta maravillosa peregrinación ignaciana, es la mejor oportunidad de experimentar el amor de Dios en nuestras vidas.

Invito a otras personas a vivir también esta maravillosa experiencia.

Por: Ruth Amaya

Yo le doy gracias a Dios por este maravilloso regalo. Vivir este camino Ignaciano me permitió verme reflejada en la vida de San Ignacio. Experimentar cuales han sido esas dificultades que en mi vida me han acercado a una experiencia verdadera con Jesús. El enemigo nos ataca de manera Real y sus ataques nos llevan a querer desistir y tirar la toalla, situación que vivió en carne propia Ignacio, pero el propósito que Dios tiene con cada uno es superior a cualquier problema o Dolor. Nos transforma y nos permite ver la vida con nuevos ojos.

Ignacio llegó a llevar en su vida el corazón de Jesús, recibir a María como su madre y con ellos en todo amar y servir. También agradezco a Dios experimentar de cerca la vida de San pedro Claver esclavo de esclavos que me llama a dar la vida por quienes me necesitan. Llegar a Lourdes, visitar Asís, cada lugar único.

Atesoraré esta experiencia en mi corazón y llena de esta riqueza espiritual continuara llevando a Jesús como mi amigo Fiel.Por: Nini Johana Carrillo