#Opinión | Museos para comunidades en constante cambio

Por: Linda Zurek | Coordinadora del Museo San Pedro Claver.

Las últimas décadas han sido moldeadas por importantes cambios socioeconómicos que han modificado a gran velocidad las estructuras culturales de las sociedades. En América Latina, particularmente, estos cambios han generado diversos choques en las realidades de los distintos grupos humanos que conforman el tejido social del continente. Nos encontramos en una sociedad mediada por los contrastes.

Estos cambios han impactado de manera muy importante varios sectores de la sociedad. Especialmente, el sector de los museos. A diferencia del inicio del oficio de la museología, donde el relato se centraba en el objeto y el museo establecía la interpretación de este ante los públicos1 Con el avance en las metodologías investigativas, esta dinámica se ha venido transformando. De acuerdo con esto, en Latinoamérica, particularmente, se le ha prestado una gran atención a un modelo crítico de la museología.

«El museo debe ser un espacio de alerta, de escucha y de intervención en lo social, capaz de detectar y responder a las tensiones y demandas de la sociedad” (Chagas, 2013, aproximación reconstructiva).

De acuerdo a estas transformaciones sociales y al trabajo en comunidades, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) a partir de un ejercicio colaborativo, establece una nueva definición de los museos2 . Esta nueva definición, el museo es un espacio para la participación de las comunidades para el fomento de la diversidad y la sostenibilidad. Este viaje de transformación de la dinámica de los museos ha venido impactando a las distintas comunidades e instituciones de museos de acuerdo a sus contextos económicos, sociales y culturales. 

En el caso particular del Santuario Museo San Pedro Claver, este cambio de paradigma se une a un trabajo de mediación en la resignificación del legado de San Pedro Claver en el contexto de la ciudad de Cartagena. Una ciudad que enfrenta distintas realidades de miseria que tienen su origen en el racismo estructural, generando violencia económica3 en las distintas comunidades que conforman su tejido social. Muchas de esas desigualdades proceden del racismo estructural y la discriminación de género. En un contexto social como este, espacios para la reivindicación de la memoria histórica de los grupos más golpeados por el fuerte contraste social son supremamente necesarios, en pos de la salvaguarda del patrimonio inmaterial que una ciudad tan rica en expresiones culturales e historia tiene para contar.

Para lograr el objetivo de contribuir a la verdad, la reconciliación, la justicia social y la dignidad humana, desde el trabajo colaborativo con las comunidades, el museo ha empezado un trabajo desde la reivindicación de la presencia afro como parte integral de la historia del conjunto arquitectónico del Santuario, y del sentido espiritual y social de la Compañía de Jesús en el territorio, donde San Pedro Claver, Alonso de Sandoval y Nicolás Gonzales son fuentes de inspiración. Como muestra tangible de este ejercicio de reparación histórica, se abren a los públicos. Las salas ‘Legado Africano en el Caribe Colombiano’ y una nueva relectura de la ‘Sala Afrocaribe’ donde, se pone en el centro la visibilización del aporte de las distintas naciones africanas occidentales a la construcción de la identidad del territorio, el papel de Haití como la primera y única revolución de afrodescendientes esclavizados en lograr la libertad y su influencia en las gestas por la libertad en América Latina.

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Además, de un espacio especial para conectar con las historias del antiguo Horno de San Bernabé en la Isla de Tierra Bomba, que era gestionado por los jesuitas en el tiempo de la colonia. Este espacio da cuenta que la historia de Cartagena no se cuenta desde el emblemático Centro histórico, también se construye desde la periferia.

Estos espacios, como un ejercicio de contar la memoria desde la decolonialidad, son historias compartidas que reconocen el rol en la construcción de identidad y las luchas por la libertad de los pueblos afrodiaspóricos e indígenas en el Caribe. Muy al contrario del relato hegemónico que tanto ha polarizado la sociedad, profundizando brechas que se reflejan en la gentrificación, la falta de oportunidades y la exclusión en todas sus formas, lo que detona en una nueva forma de esclavitud basada en el individualismo y la invisibilización. Y, es en ese contexto, en que los museos están llamados a trabajar por la democratización, la reflexión para comunidades en constante cambio.

  1. «La museología tradicional se ha centrado en la colección, conservación y exhibición de objetos, privilegiando su valor intrínseco sobre su significado social. El museo era un templo del saber, un espacio estático donde el público era un mero espectador pasivo.»
    — François Mairesse (2002), “Le musée, temple spectaculaire”. ↩︎
  2. Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.” Conferencia ICOM en Praga, 24 de agosto de 2022.  ↩︎
  3. Eduardo Restrepo, “Cartagena de Indias y la colonialidad de su ‘desarrollo’», Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, 18 (2014): 45-63, https://doi.org/xxxx. ↩︎