La Dificultad de Ser Niño en Zonas Rurales.

Los niños son sujetos de derechos, ¿Saben ellos que lo son? ¿Están informados sobre sus derechos? No, no saben que son sujetos de derechos, ni saben cuáles son sus derechos, porque eso es algo que no enseñan, algo tan esencial y necesario que pasa desapercibido. Ser niño en las zonas rurales es una de las cosas más difíciles.

La niñez debería ser un proceso de autoconocimiento e identidad, pero contrario a eso los niños solo viven las trabas que les ocasiona el vivir en zonas rurales donde existen unas costumbres demasiado arraigadas y el machismo en su máxima expresión.

En las zonas rurales los derechos a la educación, la calidad de vida y ambiente sano, a la salud, a la alimentación y a la información son totalmente vulnerados. La educación de por sí no es buena y con la llegada de la pandemia disminuyó mucho más la calidad, esto se refleja en las formas de escribir de muchos niños y en el poco seguimiento por parte del profesorado en las guías que fueron su forma de aprender en tiempos de cuarentena.

Los niños ni siquiera consumen las tres comidas, algunos se apoyan con la ayuda del Programa de Alimentación Escolar (PAE), pero ¿Es suficiente un pan con una bolsita de leche saborizada? ¿Es eso una alimentación de calidad? Lo peor de este tipo de alimentación es que ni siquiera la entregan en buen estado, al primer sorbo de la leche descubren su mal estado, hay quiénes no son conscientes de esto y la consumen, ¿Y si se intoxican? ¿A qué médico recurrirán? En las zonas rurales solo hay una Unidad Primaria de Atención (UPA), donde escasamente hay presencia del médico unas horas dos veces por semana, en casos de emergencia es necesario trasladarse a la cabecera municipal más cercana o a la ciudad y para eso se requiere una ambulancia, otro problema para acceder a la salud.

Por otra parte, se ha naturalizado culturalmente ver niñas entre los 13 y 16 años embarazadas, ¿Cómo una niña puede ser mamá de otra niña?, esto como consecuencia de los abusos y relaciones sexuales a temprana edad, además el trabajo informal de sus padres obliga a algunas niñas a ayudarlos, dejándolas vulnerables a frecuentes abusos. En este tipo de sociedad, los niños se siguen viendo como bienes de producción, donde la familia ve como un deber que ellos ayuden a aportar con los gastos que se generan en el hogar.

Desde mi experiencia como investigadora, he notado la falta de información que hay en los niños, niñas y adolescentes respecto a sus derechos, por lo cual muchos no levantan su voz, también se hace necesario informar a los padres acerca de los derechos de los niños, ya que merecen protección y unas mejores condiciones de vida, que el hecho de estar en zona rural no significa que no merezcan una mejor calidad de vida y mejores oportunidades.

Por María Fernanda García Acosta 
Estudiante de Sociología de la U. del Atlántico

Archivo Fotográfico | Santuario de San Pedro Claver